Calidad: componentes, beneficios y exigencias

Optar por contenidos de baja calidad es legítimo, puede resultar más económico, incluso puede permitir cierto éxito, pero raramente es el mejor camino para aprovechar las oportunidades que cada iniciativa y proyecto nos brinda. La aportación y asociación de ideas nuevas y a la exploración de posibilidades alternativas y planteamientos originales es clave para la generación de diagnósticos certeros y el logro de soluciones plenamente exitosas.

Quién puede crear contenidos escritos

Comunicar por escrito es una actividad que requiere de ciertas competencias para que lo que se pretende sea lo que se consiga. Escribir no solo es redactar. Crear un contenido implica documentar, diseñar, estructurar, seleccionar y dosificar la información, corregir, equilibrar, filtrar defectos, ajustar los tonos, analizar impactos… Obliga a buscar y reconocer fuentes fiables. Y exige una adecuación del texto a formatos, contenedores, medios, metodologías y, por supuesto, al perfil de los destinatarios, sean lectores o usuarios, y a los fines perseguidos.

Para quién escribimos

¿Debemos escribir para lectores concretos o de modo abierto para todo el mundo? ¿Hay tanta diferencia entre la escritura por encargo y la promovida por nuestra propia iniciativa? ¿Nos debemos a nuestro cliente o también a los lectores y usuarios cuando son distintos? ¿Son estos siempre los destinatarios? ¿Podemos realmente conocer a los receptores finales de un escrito? ¿Debemos conocerlos? ¿Y a los de un producto audiovisual? La reflexión sobre para quienes escribimos es, sin duda, una de las primordiales cuando encaramos un contenido textual.